Al rescate de la Vitalidad : un viaje por la deformación desde las Artes Expresivas Deformación y Vitalidad me encontraron cuando hace algunos años inicié un proceso creativo con el profesor de artes visuales, Carlo Vitalino , y creé, por primera vez, un autorretrato. En un primer 1 momento, traté de mantenerme fiel a las dimensiones siguiendo las pautas para que surja una imagen lo más real posible de mí misma. Sin embargo, yo sentía que más que hacerme fiel a la realidad quería jugar con las posibilidades de mis propias formas. Fue tan grande el deseo de transgredir las formas reales que mi profesor, finalmente, me alentó a deformar mi propio rostro..Al hablarme de deformar mi rostro, Carlo me alentaba a exagerar mis rasgos, jugar con las manchas de tintas de colores arriesgando a tirar el color desde el pomo mismo de pintura, alejándome en su propuesta de tener que crear con los materiales convencionales como el pincel o la espátula. Me propuso usar tiner, trabajar sobre el suelo y empezar a conectarme más con mis propios impulsos y gestos que con un producto final. Comencé pintando sobre el caballete con un típico carboncillo mirándome al espejo permanentemente para copiar mi rostro y terminé en el jardín explorando con diversos materiales y tintas de ferretería envuelta en una sensación de riesgo, caos, juego y la presencia de todo mi cuerpo. Así se inició una libertad creativa que marcó el modo que tenía de hacer arte e inspiró mis futuras creaciones. Profesor de artes visuales 1 1 La palabra “vital” llega después de algunos años, hacia el final de este proceso creativo, cuando hice una muestra que tuvo ese nombre y que se presentó en una galería de arte en Lima . Vital 2 tenía que ver con todas aquellas imágenes que emergieron y fueron cruciales para mí. Estas imágenes eran vitales en la medida que me conectaban conmigo misma y me hacían sentir viva. El nombre de la exposición surge de las conversaciones que tuve con dos profesionales. Odette Vélez, quien respondió estéticamente desde la poesía luego de atestiguar todas las pinturas 3 que iban a formar parte de la muestra. Su poesía fue una respuesta estética que me permitió seguir entendiendo mis propias pinturas desde otro lenguaje y me acercó al mundo de las palabras sin tener que alejarme rápidamente de la experiencia artística. El poema, que se llamó “Éxodo Silvestre”(ver anexo) formó parte de la instalación de la muestra y se entretejió con los títulos de mis obras. Así mismo, estuvo presente como curador Víctor Krebs, quien acompañó de cerca todas 4 mis sensaciones y pensamientos, y escribió el texto que presentaba la exposición.(Ver anexo).Cuando surge el título “Vital” para la muestra, todas las sensaciones e imágenes que aún estaban desperdigadas en mi imaginario encontraron el eslabón que las unía y contenía. La primera exposición que había hecho antes se había llamado “Deformación”5 y ahora esta segunda muestra llevaba por título “Vital”. Deformación y Vitalidad se encontraban ahora de forma inseparable, una no podía existir sin la otra aportando más adelante a la comprensión del trabajo de las Artes Expresivas. Cada una de estas palabras llegó en momentos diferentes de mi proceso creativo, sin embargo, hoy estos dos conceptos juntos forman parte de una sola forma de comprender los procesos en donde el arte se encuentra al centro de la experiencia. Surgen, entonces, algunas preguntas a investigar en relación a la Deformación y Vitalidad que me gustaría desarrollar en este escrito. ¿Qué es Deformación? ¿Cuál sería su importancia en los procesos de acompañamiento desde las Artes Expresivas?¿Qué es Vitalidad? ¿Cómo se relacionan la deformación y la vitalidad del ser humano? ¿Qué aspectos habría que tomar en cuenta en un espacio de trabajo desde las Artes Expresivas para ingresar a la posibilidad de encontrarnos con la deformación y la vitalidad? Galeria Indigo , San Isidro. 2 Profesora de los Estudios en TAE Peru 3 Filósofo,curador y profesor de la Pontifica Universidad Católica del Perú. 4 Exposición individual realizada en restaurante Café Café, Lima Perú. 5 2 1. Deformación Mi aproximación a la deformación tiene que ver con la posibilidad de ir buscando las formas que más sentido tienen para nosotros, en la búsqueda de una voz propia, más allá de lo que la sociedad, la cultura, la herencia quieren para nosotros. En mi proceso creativo me di cuenta que si uno sigue la ruta de la deformación, como sucedió con mi autorretrato, una imagen verdadera, poderosa y auténtica llegará. Una imagen que permitirá más adelante ir abriendo nuevos caminos, rutas y dimensiones dentro de uno mismo. Como seres humanos debemos permitirnos fragmentar nuestras formas, descomponerlas y recrearlas de múltiples maneras, tolerando muchas veces el caos y la incertidumbre que se pueden producir. Para ello, es importante, desde las artes, aprender a quedarse en el estado de la “no forma” y entrar en un espacio liminal de experiencia donde aún la imagen que buscamos no es encontrada. Stephen Levine menciona la necesidad de fragmentación del ser humano. Nos dice que al centro 6 de nuestro hacer como facilitadores se halla la capacidad de trabajar con la desintegración y que ésta es fundamental para que surja el acto creativo en el proceso de acompañamiento . También menciona que es fundamental para el ser humano caerse, fragmentarse, desintegrarse y sentir la desesperación que viene de no encontrar el todo. Es aquí cuando la creatividad puede llegar, cuando podemos despojarnos de nuestras previas identidades y podemos permitir que lleguen nuevas formas de existir. Desde mi propio proceso creativo me enfrenté varias veces al vacío y a la sensación de no encontrar una totalidad o una imagen integrada. Más bien llegaban múltiples imágenes que me abrían a varias posibilidades distintas. Incluso, si recuerdo lo que fue mi primera muestra abierta al público, veo que mis pinturas son muy diferentes a las de la segunda exposición y me hacen sentir por momentos que aún no llego a tener un estilo propio en el arte. Luego entendí que justamente buscaba poder jugar con la desintegración de mis formas sin tener aún que encontrar una sola manera de pintar o un único relato o técnica que me pudieran definir. Más adelante, inmersa en esta búsqueda exploratoria, me encontré con la posibilidad de pintar sobre un medio digital. Descubrí que podía volcar mis imágenes sin intermediarios (materiales de arte que uno generalmente utiliza para pintar). Mis dedos se deslizaban sobre la pantalla de un IPad y se involucraban de una manera libre y espontánea con la pantalla digital. El tiempo estaba marcado por un ir y venir de mis dedos en movimiento donde ensayaban una y otra vez, como pequeños impulsos, el ir construyendo desde el color y las líneas. Pocas veces partía de ideas o temas preconcebidos, eran mis gestos sobre la pantalla los que iban creando las posibilidades en el hacer. Podía incluso desaparecer lo creado en pocos segundos y volver a intentar nuevamente una nueva imagen.Me sentí fascinada por esta posibilidad de juego que me permitía el medio digital. Surgió un tipo de arte instantáneo que hacía presente el momento, que permitía capturar el primer impulso que viene muchas veces del cuerpo y los sentidos. Esta tecnología me confrontó al error múltiples veces, sin temor a las equivocaciones porque era posible dentro de este medio digital, corregir inmediatamente el trazo, sin pensar en el producto final, sino únicamente en el placer que significaba el proceso de ir creando algo. La posibilidad de tomar riesgos estaba presente todo el tiempo y la pantalla digital era capaz de tolerarlo todo. Estas cualidades que descubrí pintando con mis dedos sobre un IPad favorecieron mi posibilidad de seguir deformando y encontrando imágenes que tenían sentido para mí. La apertura de los sentidos, la invitación de este medio a que el error aparezca sin temor y la posibilidad de acercarme a la pintura como si fuera un simple juego, crearon la posibilidad de acercarme a mi propia Deformación. 6 LEVINE, Stephen, LEVINE, Ellen y KNILL, Paolo. (2005). Principles and Practice of Expressive Arts Therapy: Toward a therapeutic Aesthetics. London: Jessica Kingsley Publishers. 3 En mi proceso creativo tuve interés por buscar artistas que deformaban en su trabajo con las artes. Es así como me encontré, a través de Deleuze, con la mirada del pintor Francis Bacon que en relación a la deformación de sus pinturas, comenta: ” La mayor parte de un cuadro siempre es convención, apariencia, y eso es lo que intento eliminar de mis cuadros. Busco lo esencial, que la pintura asuma de la manera más directa posible la identidad material de aquello que representa. Mi manera de deformar imágenes me acerca mucho más al ser humano que si me sentara e hiciera su retrato. Me enfrenta al hecho de ser un ser humano. Consigo una mayor cercanía mientras más me alejo” ( Deleuze 1996:198) Durante un tiempo yo también exploré, como Bacon, el mundo de los retratos. Sin embargo, pretendía al inicio de este proceso ser fiel a una realidad. Dibujaba tratando de copiar los rostros de los otros de forma mimética. Quería que el retratado se viera reflejado en la pintura pero en este intento dejaba de disfrutar con la posibilidad de jugar y deformar a mi manera. Es desde esta sensación de malestar que decidí alejarme del dibujo realista, de las formas exactas y me encontré nuevamente con el placer del juego, los gestos espontáneos, los trazos, las manchas y los colores.La posibilidad de deformar me permitía jugar sin restricciones, me acercaba a mis sentidos, impulsos y deseos. Hacia el final de mi proceso creativo fue necesario crear títulos para todas las pinturas. Escribí mucho sobre ellas y también describí mis imágenes de manera fenomenológica tratando de ser fiel a lo que se veía sin interpretaciones, sin ánimos de ir más allá de la propia imagen, dialogando con ellas más que entendiéndolas racionalmente. El poema “Éxodo Silvestre” de Odette Vélez y el texto de Victor Krebs para la exposición(ver anexos), me permitieron encontrarme desde la palabra poética con mis pinturas. Finalmente, pienso que todas las palabras que salieron de este proceso han aportado a mi comprensión sobre la deformación y la vitalidad en la labor de las Artes Expresivas. A continuación quiero resaltar las palabras principales que emergieron de mis pinturas para luego pasar a comprenderlas en relación al tema que estoy planteando: Descomponer Chorrear Fragmentar Desfigurar Difuminar Disolver Reconstituir Desdibujar Fragmentar 4 Pienso en la fragmentación como un concepto que nos genera temor porque significa romper con algo que, de alguna manera, nos trae cierta comodidad; sin embargo, acciones como disolver, chorrear y descomponer podrían ser más amables a la hora de pensar en los procesos creativos que te invitan a deformar. Cuando uno está trabajando como facilitador de un proceso de Artes Expresivas es importante tomar en cuenta que hay otras maneras de ingresar a la posibilidad de deformar y estas no tienen por qué ser sentidas como bruscas o violentas. A veces solo hacer un pequeño gesto sobre un papel es el inicio de nuevas posibilidades, si tenemos presente que este primer trazo puede ser el inicio de diversos rumbos. La posibilidad de fragmentar es necesaria en el arte. Nos permitiría encontrarnos con una diversidad de historias, relatos, imágenes que ya no forman parte de una sola unidad indivisible sino más bien ahora se muestran en sus múltiples formas. Podemos jugar con la posibilidad de fragmentar una imagen, mirarla y atenderla en sus diversas partes y quién sabe desde ese nuevo universo emerja una nueva imagen capaz de traernos sorpresas. Fragmentar es atrevernos a deconstruir la imagen, despertando la curiosidad de explorar varias de sus partes . Desde el proceso creativo con las Artes Expresivas, la intermodalidad, nos podría ayudar en esta tarea. poder sumergirme desde el lenguaje sonoro, por ejemplo, a comprender una imágen visual y de esta manera profundizar en ella. La posibilidad de seguir profundizando en una imágen a través de los diferentes lenguajes del arte, nos permitiría atender nuevas rutas sensoriales en la creación, seguir dialogando con la imagen en búsqueda de su real identidad, nos haría acercarnos más a lo que ella tiene para mostrarnos, a su verdadera vitalidad. La intermodalidad nos ayuda a dejar por un momento una mirada total, única e integrada y nos alienta a ir en búsqueda de lo que pueda surgir. Antes de llegar a la posibilidad de cristalizar una experiencia en el arte es importante que surja la posibilidad de fragmentar y la intermodalidad puede ayudarnos a ir en búsqueda de esta posibilidad. Disolver Al hablar de disolver en las artes visuales podemos imaginarnos creando colores más tenues, haciendo que una mancha o imagen pierda su intensidad. Me hace pensar en procesos delicados y sensibles, incluso en la combinación con un elemento externo como el agua quien va dando suavidad y fluidez al color. A veces es importante reducir la intensidad de ciertas imágenes y resaltar más bien algunas otras líneas para crear nuevas composiciones. Disolver una imagen o parte de ella tal vez tenga que ver con ir alejándola suavemente y que no se presente en un primer plano. No necesariamente quiere decir eliminarla, sino hacer que algunas formas no predominen. Jugar 5 con varios planos a la misma vez, con elementos más enfocados ó más distantes. Es interesante descubrir que aquello que ahora se diluye sigue allí pero de otra manera. Nuevas formas de existencia para la imagen aparecen. Muchas veces incluso las imágenes pueden desaparecer. Esta posibilidad me hace pensar cómo en nuestro trabajo con individuos o grupos , es importante cambiar la mirada que se tiene de la dificultad , encontrar la posibilidad de que una parte de la vivencia no cobre tanta importancia y más bien alentar a que otros lados más saludables empiecen a tener mayor relevancia. Pienso que crear desde el arte nos da la posibilidad de jugar con los diferentes planos y protagonismos de una imágen. Explorar la idea por ejemplo de atrás y adelante, suave e intenso, lejos y cerca, en el proceso creativo, podría ser parte de este juego de disoluciones. Chorrear La acción de chorrear implica mayor riesgo y posibilidad de encontrarse con lo incierto. Cuando uno chorrea tinta con agua sobre un canvas, por ejemplo, no sabemos qué forma irá mostrando la gota de agua y pintura, y aunque pretendamos manejarla, ella adquirirá su propio camino. Estamos aquí más cerca a la incertidumbre y al poco control sobre el producto creado pero, a la vez, hay un juego interesante que tiene que ver con qué imágenes y formas nuevas llegarán. En esta posibilidad de chorrear y jugar con el agua puede ocurrir que líneas precisas o dibujos adquieran nuevas dimensiones. No es fácil crear esta posibilidad de riesgo pero puede traer sorpresas y permitirnos viajar por lugares desconocidos aún. Chorrear nos invita a transitar por lo desconocido, aventurarnos como facilitadores a dar una nueva pincelada, un nuevo movimiento en el encuentro. Requiere de valentía y corage, un ánimo de aventura, de invitar a lo nuevo que pueda ocurrir. De esta manera podemos pensar por ejemplo en proponer ingresar a la imagen por nuevos lenguajes artísticos, dejar atrás lo hecho previamente y recorrer una nueva ruta. Dejar que lo creado en el arte empiece a hablar por sí mismo, como la gota sobre el canvas, que adquiera su propio camino, que nos diga por dónde continuar. Chorrearnos con ella, dejarnos llevar, estar abiertos a sus sorpresas, atentos a sus intensidades, formas, trazos, tonos, gestos, sensaciones, sutilezas, etc. Chorrear involucra el dejar ir, crear la posibilidad de que las cosas caigan y aterricen encontrando sus propias y únicas maneras de hacerlo, sin tener que controlar la caída, sin poder anticipar cómo será el recorrido del proceso o producto creado sino más bien dejando que este se manifieste y encuentre su propio cauce. Descomponer El descomponer la forma artística pasa por reconocer algo existente que deseamos ir desagregando, separando en nuevas partes. Queremos ir ingresando por nuevas rutas. Entrar a los detalles y mirar la imagen de otra manera. Quizá en este juego de ir descomponiendo surge una nueva composición que tiene más sentido como producto final. En el diccionario de la Real Academia Española, encontramos que una de las definiciones de la palabra descomponer es “ desordenar y desbaratar”. No podemos pretender deformarnos si no jugamos con la posibilidad de desorden para poder encontrar nuevos órdenes posibles. En mi proceso a través del IPad, me encontré muchas veces con esta tendencia a desordenar y desbaratar las imágenes que se estaban creando en la pantalla. Darle la vuelta a las imágenes, cambiar de color, de luz, poner nuevas posibilidades de trazos y color. Así fueron llegando nuevas e inesperadas imágenes que se alejaban de impulsos iniciales y me confrontaban con lo inesperado. Generalmente cuando llega una imágen en nuestro trabajo desde las Artes Expresivas, se requiere ir ingresando y profundizando en ella. Tener presente la descomposición de una imágen es encontrarse con las infinitas partes que de ella se pueden desprender. Una imágen no tiene tiempo ni espacio, es posible desagregarla y Mirarla desde varios lugares. Así por ejemplo nos podemos quedar solamente con el tono de una canción , con la textura de una pintura ó la intensidad de un movimiento. Es importante esta mirada porque nos permite no ir necesariamente al todo sino a uno o varios elementos de la imagen que nos podrían traer nuevas e importantes sorpresas. Reconstituir Reconstituir quizá tenga que ver con ir encontrando nuevas formas y posibilidades. Volver a crear algo, como lo que fue mi proceso en el IPad donde me encontré muchas veces frente a la pantalla en blanco y con el impulso de volver a transformar lo que ya había creado. Incluso en esta nueva 6 tecnología había un video que mostraba todo el proceso desde el primer trazo y era asombroso ver las múltiples formas que habían surgido desde el inicio hasta llegar al producto final y los múltiples caminos que había tomado una imagen. Aquí hay una posibilidad de volver nuevamente a una imagen más integrada. Poder rescatar de la fragmentación o disolución algunas formas con las que queremos seguir trabajando. Podríamos estar hablando del rescate de imágenes previas que son vueltas a tomar desde otro momento y con la posibilidad de crearlas de manera diferente para convertirlas en nuevas imágenes. En nuestro trabajo, solemos ir guardando imágenes , que ya no quieren seguir siendo trabajadas. Sin embargo, podemos rescatarlas si fuera necesario, volverlas a mirar, traerlas nuevamente al encuentro, quizá algo de ellas nos resulte importante atender ahora, podemos ver qué nos dice, cómo quisiera continuar siendo o qué de ella nos gustaría profundizar. podemos extender estos conceptos a todos los lenguajes artísticos, como la música, el movimiento, la poesía, la fotografía, el teatro, el video, como veremos más adelante en el trabajo terapéutico realizado. Lo que surge desde estos verbos es una mirada amable de la deformación. Deformar, entonces, no sería romper las formas inmediatamente, implicaría un proceso de ir encontrando nuevas formas e identidades desde las múltiples opciones. El facilitador de Artes Expresivas debería tener presente estas posibilidades en su rol como acompañante de procesos creativos, donde es importante ir dando forma al arte y a las imágenes que van emergiendo, buscando en el encuentro la llegada de las “imágenes vitales” 2. Vitalidad Para poder entender la Vitalidad quiero proponer que vital es todo aquello que necesita manifestarse porque es esencial en la vida de uno: aquello que nos hace sentir conectados con nosotros 7 mismos y con nuestro entorno, aquello que resuena y conecta con nuestra esencia y nos hace sentir vivos y verdaderos. En la vitalidad conviven la luz y la sombra.Vitalidad no significa tratar de alejar el dolor o el sufrimiento humano sino incorporarlo y hacer que formen parte de nuestra manera de estar en el mundo. Al deformar uno podría estar trabajando la marginalidad de uno mismo, la sombra, lo grotesco, lo feo, lo extraño y sin sentido, el hecho de atrevernos a deformar conlleva necesariamente a nuevas miradas y posibilidades. Cuando estamos frente a la creación de nuevas formas, lo vital se hace presente. Permitir al otro deformar su dolor, recrearlo, jugarlo de varias maneras, hacer posible la deformación. Acercarnos a esta posibilidad nos haría sentirnos seres más vitales, capaces de responder, deformando y transformando nuestra realidad. Sin embargo para poder facilitar una experiencia que involucre la deformación, es importante enmarcarla dentro de un espacio donde existe la mirada del testigo o facilitador. Nuestro trabajo tiene que ver con la posibilidad de contener y ayudar a dar forma a lo que puede ir emergiendo en un espacio imaginal. En este encuentro, somos testigos muchas veces de experiencias donde la deformación se hace presente, sintiendo por momentos que la experiencia es aún caótica y desintegrada y nos es difícil llegar a una imagen vital en el encuentro. Es importante poder quedarnos como facilitadores con lo que no halla su forma en este lugar incierto del proceso ,confiar en que es desde aquí que puede surgir vitalidad. Si no confiamos en este proceso de deformación corremos el riesgo de no encontrar aquello que es importante en el otro. Es desde esta posibilidad incluso que el facilitador también se va deformando en la medida que va ayudando a encontrar nuevas y vitales formas. Existen momentos incluso donde desde el juego de la deformación, no surge nada interesante e importante y decidimos abandonar un proceso o producto determinado y empezar un nuevo camino. Más adelante expondré cómo existen algunos elementos que el facilitador de Artes Expresivas debe tomar en cuenta para deformar y hallar vitalidad en el encuentro. No lo elegí así pero mi muestra “Vital” coincidió con la muerte de mi padre. No la suspendí a pesar del momento doloroso por el cual atravesaba. Mis imágenes estaban cargadas de seres deformes pero, a la misma vez, existía mucho juego, color y movimiento. Los procesos creativos dialogan permanentemente entre la vida y la muerte. Lo vital entonces tiene que ver también con la 8 posibilidad de contener lo bello y lo feo, lo doloroso y lo placentero. El arte puede albergar ambas posibilidades, encarnar la dualidad desde una experiencia imaginativa que valora el acto creativo por sobre todo. Una imagen puede mostrarnos el sufrimiento pero a la misma vez puede ser una creación vital , llena de recursos y belleza. Nos puede inspirar, llevar a otros lugares, devolvernos la capacidad de hacer algo, permitirnos sentirnos vivos y verdaderos. Muchas veces es difícil trazar nuestra propia ruta y viajamos por senderos que no necesariamente son parte de nuestra vitalidad. A veces queremos salir de prisiones que la sociedad nos impone o que nosotros mismos aceptamos y la posibilidad de alejarnos de estas formas se hace casi impensable. Sin embargo, es necesario mudar de piel en algunos momentos de la vida y encontrar un camino auténtico conectado con nuestros deseos y nuestra propia voz. La vitalidad está relacionada a esta posibilidad auténtica de ser en el mundo y la deformación nos puede ayudar a llegar a esa vitalidad anhelada. Necesitamos hallar nuestras verdaderas formas y para eso hay que atreverse a ir más allá de lo establecido. Una imagen vital en mi proceso creativo fue, por ejemplo, el encuentro con las “osas”. La imagen de la osa llega como un regalo trayéndome mucho de lo que mi alma necesitaba saber y entender en ese momento. Fue una imagen arquetípica que se manifestó dando sentido y nuevo conocimiento a mi experiencia de vida. Recuerdo que me preguntaba, ¿cómo así surgió la imagen de una osa, de dónde había aparecido? Yo nunca antes había pensado en este animal como parte de mi interés creativo. Simplemente llegó entre disoluciones, fragmentaciones , descomposiciones y reconstituciones de mis imágenes. Luego de finalizar mi retrato, la sensación de haber jugado con mi propia deformación seguía resonando en mi.Quise continuar con esta posibilidad de deformar en el arte y empecé a amistarme con la idea de dibujar pero tomando en cuenta esta vez la posibilidad de deformar, sin tener que hacer dibujos necesariamente reales( por sus formas y dimensiones ). Fue así que inicié en una libreta una serie de dibujos hechos en lápiz y color. Regresé a los típicos materiales que incluso me hacían recordar épocas escolares , pero esta vez había algo diferente, podía atreverme a salirme de las líneas y seguir la ruta de mis trazos. De este juego libre empezaron a surgir imágenes de seres que tenían rasgos de animales y humanos a la misma vez. Apareció así un camello con piel de reptil, senos de mujer, lengua de serpiente y Corona de rey; una ballena con alas y piernas femeninas; una mujer con piel de pájaro en el que su cuerpo se desfiguraba y se convertía en árbol; un hombre con la cabeza estrellada ( llena de estrellas ) que tenía una cola de serpientes, patas de un animal con garras y manos delgadas y largas que tocaban este mundo estrellado. En este juego con mi “ bestiario” como lo llamé más adelante, surgió un último ser, que ya no era una mezcla de animal y hombre sino solamente animal. Apareció una osa llena de púas, parecía un puerco espin por la púas que llevaba en su cuerpo pero tenía claramente la cara de una osa. Me conmovió su ternura , estaba llena de estas espinas e incluso habían otras que caían desde arriba. Dejé de querer seguir dibujando desde estas deformaciones y empezar a imaginar un proyecto diferente en el que las osas empezaron a emerger. Sin duda algo inesperado llegó, sentí que era importante seguir dialogando y encontrándome con la osa que había surgido. No sabía porqué pero la osa se presentó como una imagen vital que me era crucial seguir. Empecé a dibujar la osa en papel periódico. En el momento que me hallaba dibujando los brazos tuve dificultad para hacer las manos y terminé creando un guante de box, fue divertido verla con guantes rojos como peleando y escribí entre las frases del mismo periódico “ pelea, mujer, pelea” . Era una frase que me interpeló , no quise aún darle mucho significado y continué en este juego de osas y posibilidades. Surgió así una nueva imagen de una osa que alimentaba a unos pollos, tenía una mirada fija, la lengua afuera, manos de ser humano, senos grandes que goteaban mientras dos pollos tomaban de ese goteo.Detrás de la osa había otro rostro que besaba a un tercer polluelo. Más adelante me hizo mucho sentido esta doble imagen de la osa que aparecía en el dibujo. Una que besaba a su polluelo y otra que tenía garras y sacaba la lengua. Era como una imágen doble que albergaba el rostro de dos osas pero ambas compartían el mismo cuerpo. Una de ellas besaba a su pollo y tenía una mirada tierna y la otra sacaba la lengua y las garras mientras alimentaba a estos mismos polluelos.La aparición de la osa me conectó con mi instinto, con lo más esencial de mi ser, en 9 donde había una clara imagen maternal pero también la lucha por mantener mi propio espacio “vital” para seguir siendo. Una mujer que se reencontraba con su capacidad de dar pero necesitaba volver a crear y habitar sus propios espacios. Espacios que, sin duda, tenían que llegar para mantenerme viva o conectada conmigo misma. Es interesante cómo la imagen de la primera osa se fue deformando,me fue deformando y encontré nuevas historias de mí misma, imágenes esenciales que necesitaban salir y formar parte de mí. Pienso que nuestro rol como profesionales de las Artes Expresivas tiene que ver con facilitar en el otro la posibilidad de ir al encuentro de estas imágenes vitales desde las artes. Lo vital podría estar relacionado a los conceptos de “ realidad efectiva” o el “ tercero” que Knill7 menciona en los Principios y Práctica de la Terapia de Artes Expresivas. Sin embargo me gusta la idea de imagen vital porque tiene la cualidad de surgir, como necesaria, para la persona, una imagen crucial, que cumple la función de conectar al otro con su propia verdad. LEVINE,S, LEVINE, E y KNILL, P. Op.Cit.p. 7 10 11 En mi encuentro con la Vitalidad desde el arte, me acerqué a la obra del pintor Karel Appel que tuve oportunidad de ver en la exposición del Museo de Arte Moderno en París . Sus pinturas de 8 dimensiones grandes, llenas de color y vitalidad, me tocaron profundamente. Al verlo en un vídeo, pude presenciar algunos momentos creativos del pintor donde se podía ver su atrevimiento a probar y pintar con utensilios, con tubos y hasta con su propio cuerpo. Existía mucha acción y vitalidad que traspasaba cualquier tipo de racionalidad, acercándose más bien al gesto espontáneo y exploratorio. Appel tenía una mirada experimental, espontánea y atrevida, cercana al dibujo de los niños o al arte primitivo. Para Herbert Read , Appel es el pintor más vital de nuestros tiempos y 9 existe una conexión inseparable entre su creación artística y el flujo de la vitalidad. Appel haciendo mención a la vitalidad comentaba: “La escena artística del París de la época está dominada por el surrealismo y la abstracción geométrica. Todo esto es científicamente exacto pero falta lo principal, la vida. Mi pintura es un tubo que es como un cohete que describe su propio espacio. Trato de hacer lo imposible, posible. Lo que va a pasar no lo puedo saber de antemano. Es una sorpresa. Pintar como la pasión, es una emoción llena de verdad y suena un sonido de vida como el rugir proveniente del pecho de un león”. (Read 2017: 19) Es esta emoción llena de verdad mencionada por Karel Appel a la que tenemos que llegar cuando trabajamos con los otros en un encuentro desde las Artes Expresivas. Es este “rugido” vital el que tenemos que atrevernos a buscar en las personas, grupos o comunidades con las que trabajamos. Encender el fuego creativo, la posibilidad de conectar con las propias imágenes, de ir a un lugar auténtico y honesto, más allá de lo “aparente” como decía Bacon, acercarnos a nosotros mismos o como decía James Hillman Podemos responder desde el corazón, despertarlo de nuevo para quedarnos sin aliento ante la maravilla del mundo. Cuando veo las imágenes de Karel Appel es como sumergirme en texturas, colores vivos y pinceladas directas. Me transmite la sensación de estar mirando el movimiento y corporeidad de sus trazos puestos en cada línea. Sus dibujos exageran las formas, trascienden las dimensiones conocidas y se asemejan al arte de los niños. Aparecen deformaciónes en los rostros , en los ojos, en la boca . El cuerpo está desfigurado. Pareciera que todo está permitido y no hay garabato que no pueda darse. Appel me hace sentir mucha libertad e irreverencia a la hora de pintar. Es esta libertad creativa llena de individualismo y lejos de los estereotipos la que debería estar presente en nuestro trabajo si queremos llegar a lo vital. Alejarnos de patrones establecidos y acercarnos a los gestos espontáneos. Trabajar con el cuerpo y nuestros sentidos, ser un poco irreverentes y atrevidos nos podría acercar a esta posibilidad. Desde la música por ejemplo, podría imaginar una creación espontánea alejada de melodías conocidas o notas previamente estipuladas y acercarnos más bien a un juego sensorial donde la música que va surgiendo es una respuesta a la presencia de nuestro cuerpo y los impulsos que de el devengan. Alejarnos de tener que llegar a algo “bonito” musicalmente hablando, apartarnos de la concepción de una estética tradicional en el arte y seguir nuestra propia ruta creativa. La música entonces podría ser tocada con nuevos e inimaginados instrumentos, la voz podría usarse en un rango amplio de posibilidades y los encuentros con lo sonoro estarían teñidos de la posibilidad de juego y libertad como lo hacia Appel. En la poesía también podemos imaginarnos poder apartarnos de estructuras convencionales y usar la palabra como un trazo espontáneo en el que ésta adquiere incluso nuevos significados. Mezclar palabras, crear nuevas palabras, deformar y desdibujar la palabra para ir el encuentro de una palabra poética propia y vital. Como facilitadora de Artes Expresivas he tenido muchos encuentros donde ha sido difícil ingresar a las artes. Incluso algunos decían “ pero yo no se pintar”, “nunca he hecho música , poesía , danza”. Si pensamos en vitalidad desde el arte, todos podemos ingresar a la posibilidad de crear. La creatividad es inherente al ser humano, usar nuestro cuerpo en una danza , tiene que ver con tomar conciencia de la presencia de nuestro cuerpo cómo lo hacia Appel al pintar. Necesitamos conectarnos con lo esencial, apartarnos de estereotipos y esquemas que nos alejen de una libertad creativa .Seguir nuestros sentidos y nuestros impulsos y ser valientes para atrevernos a deformarlo todo. Exposicion Karel Appel en museo de Arte Moderno de la Ville de París en junio del 2017. 8 READ, Herbert (2017).Karel Appel, p.20. Paris : Musées. 9 12 3. Deformación y Vitalidad en las Artes Expresivas A partir de lo mencionado sobre mi propia experiencia creativa, quisiera nombrar algunos elementos que fui experimentando en el hacer arte que me ayudaron a deformar y encontrar mis imágenes vitales, y que propongo como fundamentales para permitirnos ir al encuentro de la deformación y la vitalidad en las Artes Expresivas, tanto a nivel individual como en grupos y comunidades, como en diversos contextos clínicos, educativos, organizacionales y comunitarios. Riesgo y Caos Las Artes Expresivas nos invitan al riesgo de entrar a las artes sin saber qué va a suceder. Se trata de confiar en que los procesos y las formas irán encontrando su lugar. No hay un solo camino, existen varias posibilidades a seguir desde la creación. Entrar a la ruta del arte significa muchas veces bucear en mares inciertos, donde no conocemos el destino final y donde puede surgir el caos. En este espacio alternativo de experiencia hay que saber, como facilitadores, sostener este momento transicional y no tratar de llegar a finales prematuros. Sin una actitud de riesgo y tolerancia al caos no existiría la posibilidad de deformar y encontrar imágenes vitales. La deformación se nutre del caos y la actitud de ir tomando riesgos como facilitadores constantemente. Debemos aprender a moldear junto con el otro las imágenes que van llegando desde este saber quedarse en lo incierto. Sin embargo, en mi práctica como terapeuta de Artes Expresivas, veo cómo a veces queremos entender antes de tiempo una imagen y no hay una espera importante en términos de seguir jugando con las formas y no formas hasta llegar a algo que pueda ser importante y vital para la persona. Cuando hacemos arte estamos muchas veces en un terreno caótico y desestructurado. Sin embargo, confiamos que del caos y la incertidumbre surgirá un nuevo orden que nos empezará a guiar y nos acercará a las sorpresas. En relación al caos y la experiencia liminal Levine nos dice que son necesarios en el proceso de 10 creación. El artista, debe de atravesar por este estado caótico sin saber qué emergerá de el.No existe control ni conocimientos previos y para que esto pueda darse debemos soltar nuestros conocimientos. Aquí pueden surgir darse sentimientos de resistencia y miedos propios del dejar ir el control que se dan en el proceso creativo. De esta manera el artista estaría confrontado paradójicamente con la propia muerte pero es justamente la experiencia de fragmentación lo que lo estaría llevando a la posibilidad de acceder a nuevas formas. La posibilidad de hallar vitalidad estaría entonces enraizada con la de vivir la experiencia de caos. Definitivamente, elementos como el vínculo que se va forjando en el encuentro es fundamental para que podamos viajar por estos caminos inciertos y riesgosos. Muerte y nacimiento Sin duda, la deformación en nuestro trabajo como facilitadores de Artes Expresivas tiene que ver con invitar al otro, a través de sus creaciones, a morir y nacer permanentemente. Cada vez que estamos dando el espacio para que surjan nuevas formas estamos en lo nuevo, en el presente y mirando no solo a nuestras experiencias de vida pasadas sino al futuro también. Desde lo que emerge, las artes traen nuevo conocimiento, nuevas sensaciones, nuevas metáforas y sorpresas. Estamos en el arte creando pero muchas veces tenemos también que partir del vacío o incluso de la muerte de una imagen para que surja una nueva posibilidad. El acto creativo tiene como principio seguir creando y dando vida a nuevas imágenes y para ello tenemos que saber pararnos en el vacío, la no forma o incluso la desaparición física de una imagen. En mi encuentro con la pintura digital sentía, a veces, una especie de vértigo al estar en un permanente cambio de formas. Me gustaba tener la posibilidad de iniciar algo pero a los pocos minu- LEVINE, S. LEVINE, E. y KNILL ,P. Op.Cit. 10 13 tos hacer que eso que miraba en la pantalla se transformara en otra cosa. Me pregunto qué es lo que me alentaba a seguir en este encuentro entre la forma y el vacío permanentemente, y creo que fue el hecho de sentir que no había equivocación posible y que al final del camino me quedaría con la imagen que más me gustara. Se trataba de disfrutar del proceso de pintar o construir una imagen sin pensar en el resultado final. Era incluso placentero e interesante poder cambiar de rumbo infinitas veces y tan rápidamente. Si una línea no hacía sentido simplemente la borraba en la pantalla y continuaba con otra posibilidad. Siento que esto mismo se da en los procesos creativos donde el arte te permite jugar, transformar, transgredir y, finalmente, llegar a tus propias imágenes vitales. La deformación implica nacer y morir varias veces hasta encontrar tus propias formas. Esta búsqueda puede ser circular e infinita y no hay necesariamente un momento final como en todo proceso creativo. Nuestro trabajo tiene que permitir al otro sentir esa libertad y confianza para ingresar al espacio imaginal y trabajar con la multiplicidad de posibilidades. Se trata de ir encontrando lo que aún no tiene nombre pero es único, auténtico y verdadero. Cada gesto dado en el arte puede acercarnos, desde esta libertad, a un lugar propio y vital. Es importante tener un marco /un encuadre donde movernos pero también hacer sentir que en el arte estamos en un terreno libre, donde todo está permitido y no hay parámetros que lo limiten. Juego Nuestra actitud tiene que ser, sobre todo, la de un facilitador dispuesto a jugar. El juego es el que trae nuevas posibilidades y te permite entrar a explorar en un espacio imaginal de experiencia. Anticipar un resultado, tratar de llegar a una imagen importante prematuramente (Al tercero), nos aparta de esta posibilidad de jugar, de deformar y encontrar vitalidad. Se trata de una invitación a tener una mirada circular, acoger lo que no tiene forma aún, recibir las imágenes que todavía no tienen un lugar pero están en proceso de incubación. Jugar tiene que ver con permitir que el otro pueda ir encontrando y deformando sus formas sin juicios de valor. El facilitador tiene que confiar en el proceso asumiendo lo impredecible, siempre atento a las sorpresas. Como menciona Ellen Levine11, necesitamos jugar con las imágenes para que mantengan su frescura y vitalidad. Esta posibilidad está relacionada a la creatividad primaria anclada en el cuerpo desde los comienzos de la vida del ser humano. Algunas técnicas desde las Artes Expresivas pueden permitir encontrarnos con imágenes vivaces como lo sería el diálogo con la imagen, que tiene que ver con la posibilidad de jugar con ella de una manera imaginativa. Las imágenes, entonces, estarían surgiendo de un espacio transicional de juego y jugar con ellas nos conectarían con su propia vitalidad. El juego entonces estaría haciendo posible encontrar nuestras imágenes vitales, aquellas que forman parte de nosotros mismos y nos conectan con quienes somos verdaderamente. El facilitador debe crear las condiciones para que esta posibilidad lúdica se pueda ir dando desde el lugar imaginativo de experiencia desde donde trabajamos. LEVINE, Ellen. (1995). Tending the Fire. Studies in Art, Therapy and Creativity. P. 72. Toronto: Palmerston 11 Press. 14 Mirada ecléctica La deformación y la vitalidad tienen que ver con la existencia de la multiplicidad, con la polifonía de imágenes. No hay un solo estilo o manera de hacer las cosas, no hay una sola manera de entender una imagen (como mis imágenes que eran muy diversas pero a la vez me traían nuevas sensaciones, sentimientos y pensamientos). No debemos reducir la imagen a un único entendimiento, debemos abrir la imagen a múltiples posibilidades. Sabemos que desde las Artes Expresivas trabajamos con la intermodalidad y esta aproximación nos ayuda a encontrar las diversas formas que una imagen puede tener y nos permite profundizar en ella. Una misma imagen puede ser deformada en búsqueda de nuevas miradas y diálogos posibles. La imagen es un juego infinito de posibilidades. El arte no se puede reducir a significados únicos, es importante estar atentos a sus múltiples historias, narraciones y deseos. Cada uno de estos caminos abrirán nuevas rutas a la imaginación y traerán la posibilidad de transformar la experiencia. Es por esto que la mirada fenomenológica del arte está a la base de nuestro hacer. Nos ubicamos sin interpretaciones ni juicios de valor frente a la imagen. Necesitamos más bien dialogar, profundizar, jugar desde la imagen misma para entender sus múltiples dimensiones y caminos posibles. Como menciona Mc Niff , las imágenes nunca están fijas y es imposible describirlas en su totalidad, tiene una vida 12 autónoma y múltiples perspectivas. Necesitamos, entonces, prestar atención a esta multiplicidad de posibilidades, dejando estas verdades únicas ,para ir al encuentro de la vitalidad.En este proceso múltiple y diverso emergen varias posibilidades, sin embargo debemos de poder llegar , 12 McNIFF, S. (1998). Arts as Medicine. Creating a Therapy of the Imagination. Boston: Shambhala Publications. p. 105 15 después de ésta búsqueda con lo ecléctico, a una imagen que pueda dar cuenta de lo vivido y cristalizar la experiencia. Abrir y cerrar son parte de nuestro trabajo con las artes y no podemos solo quedarnos en el encuentro polifónico de las imágenes. Presencia Cuando entramos a una experiencia alternativa donde las artes, el juego o el ritual están al centro de la experiencia, estamos sumergidos en el hacer. Todos los sentidos anclados en el cuerpo están comprometidos y el mundo racional deja su protagonismo. El hacer arte te conecta con el momento presente desde los sentidos. Se va dando un entendimiento que surge desde el mismo hacer. Este hacer encarna otro tipo de lógica y nos invita a estar presentes desde el propio cuerpo. Es el pincel sobre el papel que crea un movimiento y es ese gesto el que te trae una pincelada más. Es importante quedarnos y sumergirnos en esta presencia sensorial y corporal. Tenemos que realmente ingresar a las artes con esta presencia desde todos nuestros sentidos, confiando en que la deformación surgirá si nos ubicamos en el momento presente con los materiales, las imágenes y las formas que pudieran ir llegando, sin pretensiones de ningún tipo, solo atentos a lo que va pasando en el encuentro con el otro y su proceso creativo. Como menciona Sally Atkins,13 entramos a un espacio alternativo de experiencia, física y psicológicamente, un estado diferente de consciencia de la que tenemos desde una realidad ordinaria. En esta realidad, hay una apertura del corazón y la mente, y el mundo se hace más presente así como nosotros nos volvemos más presentes en relación al mundo y a nosotros mismos. Estar totalmente presentes, con uno mismo, con el otro, en la atmósfera que se va tejiendo en el encuentro y en el proceso artístico que se va desarrollando es parte de lo que tenemos que tomar en cuenta. Así mismo, es importante desarrollar una apertura sin juicios de valor, con un interés genuino y curioso por lo que está aconteciendo. Todo esto facilitará la posibilidad de crear un ambiente seguro donde el otro pueda permitirse ir deformando sus imágenes y hallar vitalidad en el proceso. Distanciamiento El arte siempre está ubicado en el espacio de lo imaginal, de lo creativo y, desde allí, se hace más fácil acceder a la posibilidad de deformar las formas. El dolor y la fragmentación pueden estar presentes pero las posibilidades y recursos que surgen desde las artes ayudan a seguir jugando con las formas. Los procesos imaginales como el juego, el hacer arte y el ritual crean una distancia, que permiten ingresar a deformar sin tanto temor como sería el hecho de estar en la misma realidad literal de los sucesos traumáticos. Cuando estás sumergido en el arte es el juego o el objeto de arte que va adquiriendo dimensiones propias y empieza a tener su propia vida. Esta vida propia es diferente a la del creador, es un objeto, una canción, una danza, un poema que está afuera de uno. Quizá por esto es más fácil continuar deformando la imagen o imágenes que van llegando. Como dice Ellen Levine “el artista / paciente no está hablando directamente sobre el sí mismo, sino, encontrando aspectos del sí mismo a través de un proceso mediado que permite contener ambos, el sí mismo y el no sí mismo” (Levine 1995: 73). El distanciamiento permite separarnos y externalizar, no apegarnos sino mantener una conexión sin fusión. Así, cuando hablamos de la importancia de ir en búsqueda de la Deformación en los procesos creativos, es importante rescatar la posibilidad que nos da la creación artística en relación al distanciamiento. Una distancia que hace posible mirar el arte como un tercero que va emergiendo, que trae nuevas miradas más allá de nosotros mismos. ATKINS, Sally y EBERHART, Herbert. (2014). Presence and Process in Expressive Arts Work. PP. 47 – 65. 13 London: Jessica Kingsley Publishers. 16 Anima mundi A lo largo de mi proceso artístico me fui encontrando también con imágenes del mundo. Se hicieron presentes los animales, los árboles, el mar, los edificios y el universo. Pienso que, de alguna forma, esas imágenes hablaban de mis propias vivencias pero también traían una conexión más allá de mi propio mundo subjetivo, como las osas que me traían relatos de cuevas, de un mundo animal y nuevas imágenes de una maternidad, o el pájaro hombre que era parte del cosmos. Estos animales adquirían, por momentos, rasgos humanos y terminaban siendo deformaciones tanto de lo humano como de lo animal, y me permitían salir de lo estrictamente humano para acercarme a nuevas dimensiones u otras posibles realidades que iban más allá de mí misma. Imágenes arquetípicas, que me conectaban con una universalidad, con nuestra relación con el mundo. Una mirada abierta a la interconexión de las cosas, donde podemos dialogar, sentir y responder al mundo del que formamos parte como seres humanos. Como dice James Hillman , hay que retor 14 – nar a las profundidades psíquicas del mundo. Nuestra psique, incluye el mundo que nos rodea y todas las cosas que pertenecen a este mundo tienen un alma, la cual debemos atender. El anima mundi es un mundo de poderes, arquetipos y principios que trascienden las cosas. Esta alma de las cosas nos anima también y debemos conectarnos a ella. Mis imágenes me trajeron la posibilidad de volver a conectarme con esa realidad del afuera permitiéndome dialogar con ella e integrarla a mí misma. La deformación, en un espacio creativo desde las Artes Expresivas, nos puede llevar a recuperar imágenes vitales que estén relacionadas con algo más allá de nosotros mismos.La posibilidad de deformarnos nos permite alejarnos de una visión egocéntrica y abrir nuestra mirada hacia el mundo de afuera. Quiero contar, a modo de ejemplos, cómo estos principios expuestos, formaron parte del trabajo terapéutico con Daniel y Julio en el que la Deformación y la Vitalidad, estuvieron especialmente presentes. Haré previamente una breve introducción de nuestro trabajo como Facilitadores de Artes Expresivas para luego pasar a exponer lo que fueron estos encuentros. como facilitadores de Artes Expresivas utilizamos las Artes en sus diferentes manifestaciones al centro de la experiencia terapéutica. La palabra está presente desde el inicio del encuentro a la hora de escuchar por ejemplo el motivo por el cual se busca ayuda ó en cualquier momento del encuentro donde se requiere el uso del lenguaje. Sin embargo nuestra metodología tiene que ver con llevar a la persona o grupo a una realidad imaginal, un espacio de creación , juego ó ritual, donde nos alejamos por un momento de nuestra “realidad literal”, nos “descentramos” de nuestro problema o realidad ,confiando en el poder que las artes tienen para traer nuevas y sorprendentes experiencias, emociones , sensaciones y pensamientos. El facilitador es un experto en llevar a la persona a este espacio alternativo de experiencia. La mirada estética guía nuestro trabajo cuando estamos en este espacio imaginal y entendemos esta estética como la posibilidad de ir al encuentro con aquello que nos conmueve. Ir al encuentro de lo que en este texto estoy llamando nuestras “imágenes Vitales”. HILLMAN, J. (1999). El Pensamiento del Corazón. Anima Mundi: el retorno del alma al mundo.P. Madrid: 14 Siruela. 17 El encuentro con una voz vital Daniel trae en las primeras sesiones la dificultad para poder expresarse y lograr ser él mismo pues no se permite hablar de sus sentimientos o pensamientos con su familia y amigos. Este tema era recurrente a través de múltiples relatos que traía a terapia, en los que se sentía impotente frente a comentarios de los demás sin poder ser capaz de comunicar lo que él sentía o pensaba. Daniel me cuenta que su familia es muy numerosa y que son bastante extrovertidos pero que él, en cambio, no es de comunicar mucho. A veces lo molestaban por no hablar y él se sentía cada vez más inhibido. A lo largo de algunas sesiones le sugiero ingresar al arte, con la posibilidad de jugar con su voz y tener al piano como compañero de juego. Primero le propongo que camine tomando conciencia de su respiración y de su pulso. Las manos en su corazón lo acercan más a esta escucha propia de su cuerpo y lo conectan rápidamente con un ritmo personal. Desde allí, le digo que trate de usar el piano respetando ese pulso que había surgido. Fue importante decirle que no tenía que tocar necesariamente algo, sino simplemente jugar con las posibilidades que el piano le podía dar. Traté justamente de abrir la posibilidad de juego y de encuentro con sus propios recursos y apartarme de una imagen seria del piano o del saber tocarlo. Surgen entonces los primeros sonidos desde el piano, yo intento hacerlos también, reflejando lo que he ido escuchando. Luego, lo invito a ponerse frente al piano mientras yo toco este conjunto de sonidos y le digo: “¿qué tal si improvisamos con tu voz?”. Nuevamente soy consciente de mi actitud corporal y mis gestos al decírselo, tratando de quitarle peso a este momento y más bien entrando a la posibilidad de estar en el terreno del juego, la deformación amable y el encuentro con las posibilidades. Le recuerdo también: “solo es un juego”. Nos empezamos así, a acercar a la posibilidad de que surja la voz de Daniel. Llegan los primeros sonidos, aún tímidos, con un volumen bajo y repitiéndose como un mantra una y otra vez. En estos momentos surge en mí el deseo de jugar con esa primera intención de voz que, dentro de mi mirada estética de lo sonoro, era baja y no muy definida. Siento entonces el impulso de deformar algo, de exagerar algo, de estirar las posibilidades. Quizá de 18 esta manera Daniel pueda jugar más con su propia voz y entrar a lo incierto conmigo, a lo caótico e inesperado, quizá sea la puerta de entrada a una verdadera improvisación donde Daniel pueda estar en contacto con una voz propia y vital. Fue entonces cuando tomé uno de esos sonidos hechos por Daniel, lo modifiqué llevándolo al humor y apareció un sonido raro, poco común, extraño, finalmente gracioso, que lo hizo reír. Surgió en Daniel el deseo de jugar también con estas posibilidades, de entrar en el terreno de la incertidumbre sin saber a dónde íbamos pero con el disfrute necesario para seguir creando. Jugamos con nuestras voces en el piano, de distintas maneras, entrando a un plácido juego de a dos. Finalmente, parados frente a frente, sin el piano entre nosotros, hacemos un diálogo solo con nuestras voces y los sonidos que de ellas empiezan a surgir. Era como estar conversando en idiomas extraños, él decía “algo” en sonidos y yo le respondía “algo” en sonidos, su voz iba adquiriendo nuevas tonalidades, su cuerpo haciendo y creando de acuerdo a estos diálogos inventados. La risa era parte del encuentro, nos reíamos de los sonidos extraños y de los momentos en que parecía que realmente sabíamos de qué hablábamos a pesar de ser un lenguaje inventado. Cuando terminamos de jugar en esta realidad imaginal, Daniel solamente me agradece y me dice que se ha sentido muy bien. Yo también le dije que me había encantado jugar con él. Ese día la sesión había terminado y, a pesar de no haber podido conversar sobre la experiencia, sentí que la vivencia había sido sumamente enriquecedora. En otra sesión, Daniel tiene el impulso de tomar fotos con la cámara digital a su rostro. Existía mucho disfrute en la captura de estas fotos, jugando por momentos con la velocidad de la toma y el color que se le ponía a la hora de editarla. Dentro de todas estas fotos realizadas, emergió una que le gustó más. Era una imagen desfigurada, movida, que alteraba las formas originales. Le sugiero a Daniel que puede seguir jugando con las formas encontradas, incluso volver a dibujar sobre la foto impresa. Finalmente, surgió una imagen llena de colores, matices y nuevas formas. Daniel se sorprende de la gran cantidad de colores y mezclas en su rostro, menciona que hay un “caos de colores.” Esta frase fue el inicio de una reflexión sobre sí mismo que lo llevó a hablar de sus lados más caóticos pero, a la misma vez, la sensación de encontrar belleza desde allí. Vimos juntos las múltiples dimensiones y movimientos que había en el rostro creado, los diversos matices y expresiones. Nos acercábamos a la imagen por diferentes lados, era ella quien le permitía a Daniel encontrarse con nuevas miradas de su rostro. Daniel encontró una imagen “vital” que le traía nuevas sensaciones y entendimientos. Este encuentro con Daniel me recuerda que cuando llevamos a las personas o a los grupos a un espacio imaginal nos alejamos de la realidad literal. En palabras de Paolo Knill15, nos descentramos para encontrar en el arte lo inesperado. Confiamos que en este alejamiento nos iremos acercando paradójicamente a nuevas posibilidades. Si hemos logrado descentrarnos y sumergirnos en el arte, encontraremos asombro en el proceso y el producto creado. Si somos fieles a las imágenes que van llegando desde el juego con la deformación, llegarán nuevas sensaciones, pensamientos y emociones “vitales” así como lo hizo Daniel con la creación de su rostro, que luego lo llevó a mirar nuevas dimensiones de él mismo. Al haber ingresado a la posibilidad de deformar, de crear nuevas opciones en el arte, jugar con lo nuevo que aparecía, Daniel fue encontrando nuevas rutas en su vida. A lo largo de este proceso, Daniel fue ampliando la mirada que tenía de él mismo, tomó decisiones importantes y auténticas en cuanto a su profesión, y construyó vínculos más saludables, donde pudo hacer escuchar su propia voz. La deformación del miedo en Julio Julio tiene 20 años, está empezando a estudiar teatro y le gusta mucho la idea de ser actor. Sin embargo no le está siendo fácil estudiar por algunos miedos que terminan incluso paralizándolo. Me cuenta en las primeras sesiones cómo es que vienen a él algunos pensamientos repetitivos que lo hacen sentir que no podrá actuar bien. “cuando estoy por salir a hacer mi performance viene una voz que me dice no lo hagas, te vas a equivocar, nada de lo que hagas saldrá bien”. Esta voz se presentaba de diferentes maneras en la vida de Julio pero en la actuación se hacía más evidente. Este tipo de pensamientos hacían en Julio que se vaya desmotivando de poder es15Levine,S; Levine E y Knill, P. Op.Cit PP.75-168 19 tudiar teatro y le generaban sentimientos de rabia contra él mismo por no poder lograr sus metas profesionales. Durante estas primeras sesiones fui observando en su discurso cómo movía los brazos y las manos a la hora de hablar sobre “la voz que se metía a su cabeza y no lo dejaba”. Sus manos subían hacia arriba de su cuerpo cuando hablaba de ésta voz, como enseñándome que se colocaba por encima de él. Yo seguía estos movimientos de sus brazos y manos mientras lo escuchaba y es desde aquí que empiezo a imaginar la posibilidad de proponerle a Julio explorar con esta primera imagen de sus manos. La verdad no tenía en mente nada más que esta primera sensación o deseo para él.Sabia que tenía que salir de un discurso repetitivo en el que “no había nada que hacer” o donde la parálisis estaba presente. ¿Cómo hacer que Julio pueda deformar este temor, atreverse a jugar con el? ¿Cómo conectar a Julio con imágenes vitales que lo ayuden a salir de un sentimiento de fracaso e imposibilidad? La imagen de las manos de Julio mientras hablaba fue el inicio de esta posibilidad. Le hice notar el movimiento que habían tenido sus manos al contarme su historia personal. Mientras le mostraba estos movimientos con mis manos, iba sintiendo claramente que habían como dos seres habitando su discurso. El reconoce esto al verlo reflejado en mis manos y va diciéndome : “ Hay un personaje chiquito, asustado, atemorizado, mirando hacia arriba y otro que es enorme, negro, un monstruo que lo quiere asustar”. Habían aparecido en el encuentro estos dos personajes y era evidente para mí que teníamos que ir al encuentro de ellos desde el arte y el juego. Me daba la impresión que éste “ monstruo” era bastante cercano a lo que habíamos estado conversando desde sus propios temores y quería lograr cierta distancia (Distanciamiento) que le permitiera a Julio poder entrar a deformar. Es así que le propongo en un primer momento crear a estos dos seres. Julio quiso hacerlos con plastelina y les fue dando forma. Derrepente me dice que el material no le permitía hacer lo que él se había imaginado. Le propongo buscar una nueva ruta y finalmente en el hacer y explorar con diversos materiales, descubre la posibilidad de usar simplemente el papel ( por la maleabilidad que le permitía lograr)e ir construyendo poco a poco cada parte de estos seres ( brazos, pies, tronco, cabeza) y uniéndolas entre sí. Después de varios encuentros donde fuimos dando forma a estos personajes, uno de ellos, el grande y negro, le gustó mucho. Le sorprendía el rostro de “ malo” que tenía.Era todo negro e incluso le había hecho una capa de tela también negra. Era claro que éste ser había cobrado mucho más vida que el otro al que no había dedicado tanto tiempo y entonces fue así como decidimos dejar en el camino la posibilidad de seguir trabajando con ambos personajes para atender solamente a uno de ellos( quiero recordar aquí el elemento de Muerte y nacimiento que propongo como necesario a la hora de tomar en cuenta la deformación en el proceso). Con la llegada de este personaje al centro del encuentro, Julio empieza a jugar con la posibilidad de darle vida. Lo hace volar por la ventana, le pone voces ( graves , misteriosas y fuertes) , se ríe por momentos con él y voy sintiendo como el encuentro con este muñeco se hace cada vez más placentero. Por momentos siento ternura de verlo jugar como un niño. Ya no se si estoy frente a un adolescente o a alguien menor, entro a éste juego con él y el ser creado donde dejó atrás mis ideas. El riesgo, el caos, mi presencia corporal y el juego estuvieron muy presentes en estos siguientes encuentros. Lo ayudo a seguirle dando forma a este deseo suyo de hacer historias y escenas con el muñeco.Usamos por momentos la cámara digital para tomar fotos de estos momentos y a veces parecía como si estuviéramos creando una película, hecha de diversas tomas, donde el protagonista principal era este ser que aún no tenía nombre. Tomamos muchísimas fotos del muñeco, sentado, parado, tocando en el piano, cayéndose por la ventana, colgado de la pita de la cortina del consultorio, etc. Los momentos de risa llegaban porque habían escenas muy disparatadas en donde hacía actuar al muñeco gritando, siendo tan malo que Julio terminaba queriéndose reír del sadismo y la crueldad de este. La exageración de la maldad del personaje estaba todo el tiempo presente y yo lo animaba a poder seguir jugando con estas posibilidades hasta que surgió un momento donde Julio aventó el muñeco tan fuertemente sobre el piso ( quizá pensando en que era invensible) que terminó, el golpe, rompiéndole la pierna al muñeco. El momento de juego se detuvo. Julio mostró una gran preocupación por tratar de reparar lo hecho y colocar la pierna rota nuevamente. No era fácil volver a pegar la pierna porque ésta se 20 terminaba viendo como si estuviera parchada. Finalmente decide dejarlo así, con una sola pierna, un tanto desvalido y cojo. Luego me dice con una voz apagada: “ me da pena, ya no es tan fuerte” lo miro respetando y validando su pena, nos quedamos en silencio un momento, como honrando algo, me venía la sensación de estar frente a algo que había desaparecido o se había convertido en algo diferente y había que contener ese sentimiento. Habíamos pasado del juego a la tristeza y fue importante quedarnos honrando por un momento esa emoción. No quise aún señalar algo que pudiera tener que ver con su historia personal. Sentía que aún estaba en el terreno del arte y la deformación. Sentía que el ser no había desaparecido, estaba frente a nosotros y aún tenía una presencia importante. Se lo hice notar a Julio y fue allí cuando decidió volver a cogerlo entre sus brazos. Me conmovió ver la aparición de una imagen que podríamos llamar “ vital” por lo importante que fue para el. Era la imagen de un padre cargando a un hijo. Había mucha ternura y delicadeza en este encuentro. Julio empieza a hablarle al muñeco y a llamarlo por su nombre ( era el primer momento que escuchaba el nombre de su ser ) : “ Negrito, ya no te tengo miedo, no eres tan fuerte como pareces….” Sentía que había en ese momento una nueva manera de relacionarse con este personaje. Ya no era un ser violento, desenfrenado, gritón, brusco, aguerrido sino alguien tierno, un tanto débil y vulnerable. Un ser que cojeaba y no podía caminar bien, tenía un impedimento, no lo podía todo. El ser fue adquiriendo nuevas dimensiones. Julio me pregunta si podíamos ver las fotos que capturamos del proceso de juego con Negrito. Empezamos a ver juntos estas imágenes e íbamos recordando, como cuando uno ve un álbum de fotos, lo vivido en el encuentro. Surgió la idea en Julio de imprimir algunas de estas imágenes y más adelante quizo hacer un libro de cómics usando estas fotos y escribiendo textos que acompañaran estas escenas. Encontré que fue una buena manera de ir cristalizando la experiencia vivida y todas esas imágenes que podían haber surgido de la fragmentación inicial del juego con las manos. Este intenso proceso de creación terminaba encontrando un camino que lo contenga y cristalice. La palabra también estuvo presente convertida primero en historietas dentro del cómic. La historia contaba cómo este ser tan poderoso había ido perdiendo su fuerza. Un ser que parecía un súper héroe con cualidades invencibles se iba transformando en un ser de carne y hueso, incluso capaz de sentir mucho miedo. En este recorrido hubieron algunos momentos donde cosechamos la experiencia vivida y la conectamos con su propia vivencia. En uno de estos encuentros, casi al final de esta experiencia con el cómic ,Julio me dice: “He jugado tanto con este ser que ya no le tengo miedo” “ yo pensé que era invencible, pero ahora lo veo real, como si hubiera perdido su fuerza”. La semana siguiente me invitó a la obra en la que él iba a actuar. Estaba muy contento de poder hacerlo. El miedo por momentos venía pero ahora él sentía que tenía más recursos y posibilidades frente a esta voz que ya no lo dejaba paralizado. Hemos visto cómo la posibilidad de encontrar Vitalidad está íntimamente relacionada con la necesidad de Deformar en los procesos creativos. Todos somos capaces de ir encontrando nuestras deformaciones desde un encuentro seguro que ponga a la base de nuestro trabajo no sólo al arte al centro de la experiencia sino también los principios antes mencionados como el juego, la mirada ecléctica, el caos y el riesgo, la presencia, el distanciamiento y el ánima mundi. Así mismo, permitirle al otro ir en búsqueda de sus propias “fragmentaciones”, “disoluciones”, “descomposiciones”, “reconstituciones” desde sus propias imágenes, es importante. Es desde aquí que uno puede encontrarse con sus propias “imágenes vitales”, llevándonos a sentirnos conectados con nosotros mismos, los otros y el mundo que habitamos. 21 Bibliografía ATKINS, Sally y EBERHART, Herbert. (2014). Presence and Process in Expressive Arts Work. London: Jessica Kingsley Publishers. GILLES DELEUZE (1996). Francis Bacon. Logique de la sensation. Éd. De la Différence. HILLMAN, J. (1999). El Pensamiento del Corazón. Anima Mundi: el retorno del alma al mundo. Madrid: Siruela. Karel Appel (2017). Paris: Paris Musées LEVIEN, E. (1995). Tending the Fire. Studies in Art, Therapy and Creativity. Toronto: Palmerston Press. LEVINE, Stephen, LEVINE, Ellen y KNILL, Paolo. (2005). Principles and Practice of Expressive Arts Therapy: Toward a therapeutic Aesthetics. London: Jessica Kingsley Publishers. McNIFF, S. (1998). Arts as Medicine. Creating a Therapy of the Imagination. Boston: Shambhala Publications. 22 Anexos Éxodo silvestre Odette Velez aquí estoy perdida Caminando entre los muertos me empujan disculpe, permiso, necesito pasar Todavía soy mis huesos mis manos en esta ciudad psicodélica y amorfa vuelanlospecesnadanlasaves en epidemia fulminante camino entre alambres enredados bailo sobre cemento aquí juego dibujo vivo entre vértigo y vorágine cada uno de mis poros se ha vuelto oído y estoy sorda esqueleto sin piel está mi ser mejor sería volver intentarlo bajo el mar sin cuerpos solo caras mismanosgritanyabasta tal vez tendré que dejarlas en este apocalipsis debajo los peces siguen nadando navegar en el asfalto es más difícil los edificios no son fáciles de abrir acaso sería mejor probar debajo en este asentamiento citadino nos han crecido púas nuevas cabezas 23 mis pelos hincan se estiran manos del subsuelo en una voluntad aterradora por seguir aturdidos atrapados sobrevivientes de esta ciudad despavorida ¿volveremos? hartos parten a otro lugar yo huiré al vacío cósmico prófuga he de escapar en mil pedazos tiburonespatosestrellas ¿dónde está el mar que no lo encuentro? otros buscan sus cerros llueve celeste días que son noches la cal se reproduce raudamente nohayespacio caos-mutación celular viene cayendo un árbol ¿recordaremos cómo nadar en este ruido intoxicado? quizá sea momento de hivernar me desdibujo difumino diluyo chorreo en mil colores todavía soy atiborrada retozo miro al interior allí está mi casa puedo quedarme y dar de comer a mis polluelos (“pelea, mujer, pelea”) nadar o morir en la estridencia el silencio empieza a surgir estamos vivos seguimos nadando 24 Texto del curador sobre la exposición “Vital” Las imágenes de Judith Alalu son una reflexión y un ejercicio en la imaginación creativa. Pintan eclécticas visiones desde una vital mirada infantil, que juega libremente y estalla en colores. De la disolución y reconstitución de formas sobre la pantalla digital, va dando luz a mundos posibles y diferentes. Arte ingenuo desde el iPad. Las topografías de la imaginación de Alalu las constituyen plácidos escenarios submarinos en suaves colores pastel, poblados de peces y cubos y triángulos isomorfos; o alucinados espacios de vibrantes colores, cósmicos y urbanos, atravesados de huesos y letras, de sólidos edificios y manos flotantes. Aves y tiburones, híbridos humanos y animales, cuerpos hechos de meteoritos y garabatos son los habitantes de estos nuevos mundos. A través de originales imágenes trabajadas en el medio digital, Alalú concibe un arte de la deformación, una forma de terapia creativa. Una y otra vez desafían estas pinturas las normas, las expectativas y los esquemas impuestos. “A través de mis pinturas”, confiesa la artista, “siento que hago puentes entre esa ciudad desvitalizada y gris y el despertar a la naturaleza, al cosmos, a la espiritualidad. Es una manera de conectarnos con nuestro ser auténtico.”